En el capítulo del martes de ‘La promesa’, Catalina enfrenta un desafío inesperado en su intento por reconectar con Pelayo.
A su llegada, se encuentra con una puerta cerrada que simboliza las barreras emocionales y físicas que Pelayo ha erigido a su alrededor.
Sin embargo, la resolución de Catalina no flaquea; ella persevera, llamando y esperando, hasta que finalmente consigue que el conde le abra y le permita entrar, iniciando un diálogo que podría marcar el renacer o el final de su relación.
Mientras tanto, el vínculo entre Santos y Petra se fortalece, generando un aire de complicidad que no pasa desapercibido. Rómulo, observando desde la sombra, se convierte en testigo involuntario de sus interacciones, que rápidamente cataloga como sospechosas. Este desarrollo amenaza con desestabilizar las dinámicas ya tensas dentro del servicio.
Por otro lado, la reactivación de los planes de boda entre María Fernández y Salvador enfrenta obstáculos inesperados que ponen a prueba su compromiso. Las complicaciones surgen una tras otra, llevando a la pareja a cuestionar la viabilidad de su futuro juntos, desembocando en conclusiones que ni ellos mismos anticiparon.
En otro frente, las crecientes interrogantes de Cruz sobre las actividades en la casa despiertan temores en María Antonia, quien se ve obligada a confrontar a Lorenzo. Temiendo que haya revelado detalles sobre su clandestina relación con Alonso, su confrontación es tensa y llena de recriminaciones, pero necesario para proteger su secreto.
Además, las crecientes sospechas en torno a los cocineros y su papel en recientes indiscreciones llevan a todo el personal a tomar medidas extremas de precaución.
En medio de esta atmósfera de desconfianza, Virtudes se encuentra frente a nuevos y arduos retos. La presión sobre ella y sus compañeros aumenta, obligándola a maniobrar cuidadosamente para proteger tanto su posición como la de aquellos que dependen de su discreción y habilidad para manejar las crisis.
