La Promesa

‘La promesa’ (Mejores momentos): La despedida de Curro

La promesa' (Mejores momentos): La despedida de Curro - Cultura en Serie

Curro está cavando su propia tumba

Curro no está de acuerdo con que el duque haya enterrado a su madre de esa manera, ya que no se ha podido despedir de ella. El lacayo se enfrenta al duque y esté le pide que se disculpe, pero el joven no obedece.

El marqués le exige: «Discúlpate Curro, es una orden». El joven decide obedecer y le comenta a Lisandro muy emocionado: «Le pido perdón por mi actitud, señor duque».

El duque muestra una actitud altiva y Alonso le pide: «Retírate». El lacayo se quiere marchar pero Lisandro le exige: «Antes quiero que me de las gracias, enterrar era la única manera de honrar a esta casa».

El joven muestra un rostro muy serio y Lisandro le grita: «Cómo se lo hubiera tomado la casa real lo que hizo tu supuesta madre, como te gusta llamarla».

Curro le responde: «Mal señor duque, gracias», a lo que él le expresa con desprecio: «Mucho mejor».

La despedida de Curro

Curro decide visitar la tumba de su madre y le confiesa a Eugenia: «Tú siempre me has cuidado», y añade: «No nos van a separar nunca madre».

En ese momento aparece Ángela y le confiesa: «Perdona entiendo que quieras estar solo, pero te sigue de La Promesa porque creí que agradecerías algo de compañía».

El lacayo no puede parar de llorar y le expresa: «Cómo tiene tanto odio en el corazón que no dejen a su hijo despedirse de su madre».

La joven quiere que se anime pero él le sigue confesando: «La han enterrado cómo si fuera una criminal, ni si quiera tiene una lapida para que la recuerden», a lo que ella le contesta: «Tú la recordarás». Curro no está de acuerdo y le comenta muy enfadado: «No, porque no le pude decir adiós».

Adriano es un verdadero héroe

Adriano sigue en silla de ruedas pero ha vuelto a La Promesa, todos los Luján están en el recibidor porque quieren darle la bienvenida. «Es un milagro que se haya recuperado tan pronto», comenta Jacobo.

Catalina le responde: «Es pronto hablar de recuperación, hay que hacer mucho reposo», y el lacayo añade: «Estoy dolorido pero los médicos dice que es cuestión de días».

Lisandro le comunica: «He dispuesto una sorpresa que seguro que es de tu agrado, el mejor champán de la bodega del marqués», pero Adriano le responde: «Le agradezco mucho el detalle pero lo único que deseo es llegar a mi alcoba y descansar». El duque le contesta: «Claro que sí, faltaría más, ya habrá tiempo para brindar».

La confesión de Ángela

Curro está mal por la muerte de su madre, pero Ángela quiere mostrarle su apoyo y le explica que ella también ha pasado momentos muy duros y se ha sentido sola.

Curro está muy emocionando y la hija de Leocadia le sigue contando que durante la carrera suspendió un examen, y no entendía el por qué ya que había estudiado mucho. «Sentía que había decepcionado a una maestra que yo admiraba muchísimo», confiesa la joven.

El lacayo no puede parar de llorar y le contesta: «Siempre duele sentir que decepcionamos a alguien», pero Ángela le expresa: «Era como una madre para mí, supongo porque la mía nunca estaba presente».

La joven rompe a llorar y le comenta: «Me dijo que yo era mucho más que las notas que obtuvieran, y que aprobara o suspendiera ella me iba a querer igual».

¿Toño está celoso de Manuel?

Simona se encuentra con su hijo en la cocina y le confiesa: «Yo te quiero», pero el joven le contesta muy serio: «Ya seguro». La cocinera le sigue confesando que deben arreglar sus diferencias, pero Toño le reprocha: «Usted me querrá a su manera pero no me quiere tanto como querrá a Don Manuel».

Simona le aclara: «Me preocupa, me importa Don Manuel pero tú también», pero el joven no está de acuerdo y le contesta: “No admítalo, usted fuera querido que él fuera sido su hijo».

La cocinera le expresa: «No es la verdad», y él le contesta: «Sí». Simona no entiende la actitud de su hijo y él le acaba confesando: «Don Manuel ha pagado una deuda mía», a lo que su madre le grita: «En qué lio te has vuelto a meter y encima has comprometido a Don Manuel».

Su hijo le pide: «Yo no quiero hablar», y ella le responde muy seria: «No sabes lo que me duele que me digas eso».

La mentira de Pía para recuperar la esmeralda

Pía le comenta a Ricardo: «La pulsera que encontró es mía», pero el mayordomo se sorprende y le contesta: «Esa pulsera tiene que costar un dineral».

La doncella le miente y le expresa: «No la compre fue un regalo de Gregorio», y añade: «La cogí para venderla y me la deje olvidada».

Pellicer abre el cajón y le muestra la cajita con la pulsera. Él le confiesa: «Parece que se compró hace poco», pero la doncella se enfada y le responde: «No me cree». El mayordomo le aclara: «No es eso, pero parece nueva», a lo que Pía le contesta: «Me la regaló, la metí en el cuarto y por eso está nueva».

Pellicer no cree la confesión de la doncella y le expresa: «Un mayordomo no se puede permitir esta joya», pero Pía le aclara: «Fue su regalo de boda».

Curro y Lope están esperando a la doncella en la puerta del despacho de Ricardo, pero los dos están muy nerviosos porque no saben si van a recuperar la joya. En ese momento sale del despacho Pía y López le pregunta: «¿Has recuperado la pulsera?», a lo que ella le contesta: «No ha querido dármela».

Toño ha estado mintiendo a todos

Simona le pregunta a Manuel: «¿Qué ha hecho mi hijo?», y el joven le confiesa: «Su hijo Toño y Nomberta no son marido y mujer».

La cocinera se sorprende y le expresa: «»Si tienen dos hijos», pero el hijo del marqués le aclara: «Esos hijos no son de Toño, esos hijos son de Nomberta, ella sí está casada».

La cocinera le pregunta: «¿Qué?», y Manuel le empieza a relatar: «El marido de Nomberta los abandonó al poco tiempo de dar a luz a su segunda hija». Simona muestra un rostro de preocupación y él le sigue contando: «Todo iba bien hasta que el marido apareció de nuevo».

Simona le pregunta: «¿Y qué quería ese canalla?», a lo que Manuel le confiesa: «Al parecer se sentía arrepentido y quería recuperar a su mujer y a sus niños».

Simona le responde muy enfadada: «Después de haberla dejado tirada como un trapo», y Manuel le sigue confesando: «
Y por desgracia lo consiguió».

¡No eran sólo esmeraldas!

Pía entra en el despacho de Ricardo a escondidas y empieza abrir todos los cajones, ya que quiere recuperar la pulsera. En ese momento entra Lope y la doncella le pregunta muy sorprendida: «¿Que haces aquí?», a lo que él le confiesa: «Intuía que vendría a buscar la pulsera pero no debemos robarla».

La doncella no entiende la actitud del cocinero y le pregunta: «¿Cómo?», y Lope le aclara: «Se me ha ocurrido algo mucho mejor, dejemos aquí la pulsera y hablemos fuera».

Él coge la caja y descubre que está rota, saca un bote y decide oler el líquido del interior. Lope le confiesa: «Huele almendra amarga», pero la doncella se sorprende y expresa: «Cianuro».

Ángela se tiene que olvidar de Curro

Leocadia no quiere su hija se relacione con Curro y le expresa: «Es un criado», pero su hija le contesta: «Es que no lo era cuando lo conocí».

Su madre está enfadada y le reprocha: «Te dije que te mantuvieras alejada de él», pero la joven le contesta: «Pues lo siento muchísimo pero no va a ser posible».

Leocadia se sorprende y le pregunta: ¿Cómo dice?», a lo que su hija le confiesa: «Digo que una amistad como la nuestra no va a romperse simplemente porque alguien se le haya ocurrido la idea de ponerle un uniforme de lacayo».

Source: https://edition.cnn.com/

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