La tensa calma en el palacio de La Promesa se ve interrumpida por la grave situación de Jana, cuya salud sigue siendo el centro de atención de todos. Mientras algunos se preocupan por la esposa de Manuel, otros temen las repercusiones de un escándalo que podría poner en peligro todo el futuro de La Promesa. La incertidumbre se cierne sobre todos, ya que nadie sabe realmente quién está detrás del intento de asesinato de Jana.
En medio de la incertidumbre, el sargento Burdina continúa con su investigación implacable, sin distinción entre los miembros de la familia y el servicio. Su misión es clara: encontrar al verdadero culpable, sin importar quién caiga en el camino. El sargento se aproxima peligrosamente a Alonso y Cruz, convencido de que está a punto de desvelar la verdad. Sin embargo, la Marquesa pronto sospecha que Burdina guarda algo, lo que desata la pregunta: ¿Acaso sospecha que ellos son los responsables del atentado contra Jana?
Mientras la investigación avanza, una luz de esperanza se enciende cuando el médico informa a Manuel de una ligera mejoría en el estado de Jana. Aunque la situación sigue siendo grave, la noticia brinda un respiro, no solo a Manuel, sino también a Curro, quien observa la fragilidad de la situación con cautela. Pero, como si fuera poco, un nuevo revés llega cuando el verdadero origen de Curro se filtra en los periódicos, desvelando su identidad como el “bastardo de los Luján.” Este escándalo sacude a todos en el palacio, pues el secreto de la familia ya no puede ser ocultado: Curro es hijo de Dolores y Alonso, y Jana, en realidad, es Mariana, la hija de la doncella que se creía muerta.
La noticia se extiende rápidamente entre los sirvientes, y todos comienzan a hacer conexiones entre los hechos que hasta ahora parecían inconexos. Mientras tanto, la fragilidad de Jana sigue siendo una preocupación constante, y María Fernández, la mujer que también se ve arrastrada por los secretos de la familia, encuentra algo de consuelo solo cuando Samuel regresa al palacio, brindándole una chispa de esperanza.
Por su parte, Martina y Jacobo, aún distanciados tras su última confrontación, parecen comenzar a acercarse nuevamente, en parte gracias a la reflexión que les provoca la crítica situación que atraviesan Jana y Manuel. Esta crisis los hace replantearse lo verdaderamente importante en la vida, dejando de lado las disputas personales.
A pesar de los momentos de esperanza y reconciliación, una verdad perturbadora persiste: un asesino sigue suelto en La Promesa, y nadie encontrará paz hasta que el caso se resuelva. El sargento Burdina tiene ya a varios sospechosos en su lista, y Manuel, impulsado por el dolor y la frustración, no duda en acusar directamente a sus propios padres.
El misterio se enreda aún más, mientras todos en el palacio se enfrentan a sus propios temores, secretos y dilemas. La promesa de justicia y revelaciones se avecina, pero, ¿quién pagará el precio por el crimen cometido?
