Más enemigos para Cruz en ‘La Promesa’, avance del capítulo 529 (lunes, 17 de febrero)
Ángela y Leocadia abren los ojos a Martina sobre el engaño de Cruz en ‘La Promesa’, en el capítulo del lunes 17 de febrero.
Leocadia descubre que Cruz ha engañado a Martina para poner en marcha la venta de su parte de las tierras de La Promesa y no piensa dejarlo pasar… pero no será ella quien le abra los ojos a la chica… Será labor de Ángela, su hija, que aprovecha su formación para acercarse a Martina y explicarle cuales son sus derechos reales sobre la finca.
Ramona se cierra en banda, Curro trata de convencerla adelantándole cada vez más información sobre lo que está ocurriendo en La Promesa… ¿Conseguirá convencerla para que visite esa habitación secreta y los ayude a encontrar respuestas?
El embarazo de Jana no ha hecho más que intensificar la tensión con Cruz. La marquesa, lejos de aceptar la realidad, sigue viéndola como una amenaza para la estabilidad de La Promesa.
Pero lo que realmente desata un enfrentamiento terrible es la intervención de Leocadia. Sus palabras, dichas en el peor momento posible, provocan un desencuentro explosivo entre ambas, llevando la situación a un punto de no retorno.
Mientras tanto, María Fernández sigue atrapada en sus propias obsesiones. Convencida de que un demonio la ha poseído, su paranoia va en aumento, afectando su comportamiento y preocupando a quienes la rodean.
Sus miedos se vuelven cada vez más irracionales, y aquellos que intentan hacerla entrar en razón empiezan a temer que su obsesión por lo sobrenatural la lleve a tomar decisiones extremas.
Por otro lado, Curro no piensa rendirse en su empeño por obtener respuestas de Ramona. Aunque la mujer insiste en mantenerse en silencio, el joven está decidido a no moverse de allí hasta que acceda a ayudarlo a él y a Jana.
En la cocina, Simona y Candela intentan hacer su parte para ayudar a los necesitados del refugio de Samuel. Sin embargo, su labor se complica cuando Petra las intercepta en el peor momento posible, descubriéndolas mientras intentan sacar comida del palacio.
La ama de llaves no está dispuesta a dejarlo pasar, y su intervención pone en jaque la noble intención de las cocineras, que ahora deben encontrar una manera de evitar un castigo.
Mientras tanto, Ricardo se enfrenta a su propia tormenta personal. Manejar la relación con Ana y Santos ya era difícil, pero ahora también debe lidiar con Pía, quien no oculta su desacuerdo con su manera de gestionar la situación.
La doncella le deja claro que no está de acuerdo con sus decisiones y que, si sigue por ese camino, no podrá contar con su apoyo. Su postura hace que Ricardo se replantee muchas cosas, pero ¿está dispuesto a cambiar su actitud antes de que sea demasiado tarde?