La llegada de Pelayo Gómez de la Serna a ‘La Promesa’ se convirtió rápidamente en un evento crucial que sacudió la dinámica de la casa señorial.
Apareciendo inicialmente como un amigo que ofrece condolencias al marqués Alonso por el fallecimiento de su hermano, Pelayo se integra en la vida del palacio con una rapidez impresionante.
Pero es su conexión con Catalina, la hija del marqués, lo que realmente captura nuestra atención. No solo comparten un enfoque comercial en el negocio de las mermeladas, llevándolo a nuevas alturas, sino que también surgen chispas emocionales entre ellos.
Pelayo, con su encanto y carisma, parece haber capturado el corazón de Catalina, lo cual incluso el marqués no puede evitar notar.
No obstante, detrás de la fachada amigable y el atractivo exterior de Pelayo, se esconde una verdad más siniestra. El motivo detrás de su presencia en ‘La Promesa’ es mucho más calculado de lo que cualquiera podría haber imaginado.
Ha hecho un pacto con Cruz, la marquesa y la esposa de Alonso, para alejar a Catalina del palacio y cumplir con un plan mucho más nefasto. Cruz, ansiosa por deshacerse de la joven, está impaciente porque Pelayo acelere su plan.
Pero Pelayo le asegura que cada paso que ha tomado, incluido su involucramiento en el negocio de las mermeladas, es parte de un plan más grande para ganar la confianza total de Catalina. Se autodenomina «un lobo en piel de oveja», lo que lo convierte en una amenaza silenciosa pero efectiva.
La tensión alcanza un nuevo nivel cuando Catalina lleva a Pelayo a un rincón especial de La Promesa, un sitio que tiene un significado profundamente sentimental para ella, ya que honra la memoria de su madre fallecida.
En este lugar, rodeados de un aire emotivo, ambos comparten un beso apasionado. Este momento crítico podría representar el punto de no retorno en la misión de Pelayo. Con esto, la pregunta más inquietante se cierne sobre todos: ¿Descubrirá Catalina la maquinación a tiempo para salvarse a sí misma y posiblemente a su familia?
