Leocadia y Cruz por fin ponen las cartas sobre la mesa, mañana en ‘La Promesa’
La aparente calma en la relación entre Cruz y Leocadia termina cuando la Marquesa le pide explicaciones sobre la presencia de su hija en el palacio… Es entonces cuando Leocadia le lanza una amenaza que la deja sin palabras.
Alonso comparte con Lorenzo el interés de Catalina y el capitán le da la razón dado el poco valor que tiene el palacio de Cádiz… pero Cruz se niega en rotundo a que su única herencia sea para la hija de Alonso.
Cruz, cada vez más harta de la presencia de Leocadia en el palacio, decide confrontarla directamente. Aunque sigue temiendo las intenciones ocultas de su antigua amiga, no puede evitar recriminarle por haber permitido que su hija, Ángela, también se instale en La Promesa.
Sin embargo, Leocadia no se amedrenta y, a pesar de que la llegada de Ángela ha complicado sus propios planes, amenaza a Cruz para que deje de interferir en su vida.
Mientras tanto, en otro escenario, el coche de Jana y Manuel ya está arreglado y es momento de despedirse de Antonio y Ñica. Pero antes de partir, los ancianos tienen una sorpresa para la pareja: una pequeña y simbólica ceremonia de boda que les permitirá llevarse un hermoso recuerdo de su estancia con ellos.
En La Promesa, Catalina decide hacer valer su posición como primogénita del Marqués y futura madre de dos herederos de los Luján. Con esta autoridad, solicita a su padre que le ceda el palacio de Cádiz.
Alonso, considerando que la petición de su hija es justa, decide comentarlo con Cruz, quien se niega rotundamente a aceptar la idea.
Mientras Ángela logra integrarse rápidamente en La Promesa gracias a la buena relación que tiene con Catalina, su interacción con Curro es completamente opuesta. Las diferencias entre ellos parecen insalvables, aumentando las tensiones en la finca.
Por su parte, la relación entre Ricardo y Pía sigue deteriorándose, especialmente después de que Pía, en su intento de ayudar a Santos, vuelve a involucrarse en un asunto que molesta profundamente al mayordomo.
Frustrada por la situación, Pía decide tomar distancia y pide permiso a Rómulo para visitar a su hijo.
En su exploración sobre los misterios del pasado, Teresa y Vera descubren una nueva pista que podría revelar quién se hospedaba en la estancia secreta. Se dan cuenta de que, en el pasado, Cruz no ocupaba la habitación anexa, lo que añade un nuevo nivel de intriga a su investigación.
Por otro lado, el padre Samuel sigue siendo grosero con María Fernández, a pesar de todo lo que la doncella está haciendo por él. María, cansada de su actitud, lo enfrenta nuevamente, reprochándole su comportamiento. Aunque Samuel se disculpa, las tensiones entre ambos no terminan de resolverse.
