La decisión de TVE con ‘La promesa’ y ‘La Moderna’: ¿Un acierto?
La decisión de RTVE de suspender las emisiones de ‘La Promesa’ y ‘La Moderna’ durante los Juegos Olímpicos de París ha generado un panorama televisivo lleno desafíos para la cadena pública española.
Mientras que las cifras de audiencia durante la inauguración y los eventos subsiguientes han sido excepcionales, surgen dudas acerca de las repercusiones a largo plazo de esta estrategia sobre sus series diarias de la tarde.
Desde el arranque de los Juegos, La 1 ha visto un notable aumento en su audiencia, logrando un impresionante 28% de cuota de pantalla durante la ceremonia inaugural, y manteniendo un liderazgo constante en los días siguientes gracias a eventos destacados como los triunfos de Rafa Nadal y la selección femenina de fútbol.
Uno de los principales beneficios es la consistencia y estabilidad en la programación. Durante eventos como la Eurocopa, las constantes alteraciones en los horarios pueden frustrar a los espectadores. Con un horario fijo y sin interrupciones durante los Juegos Olímpicos, los espectadores saben exactamente qué esperar y cuándo sintonizar.
Sin embargo, este éxito contrasta con la notable caída de audiencia en el prime time, evidenciando una posible fuga de espectadores hacia otras ofertas televisivas durante las tardes, un espacio antes ocupado por las queridas series ‘La Promesa’ y ‘La Moderna’.
Este parón, aunque planificado con promos que incitan a los espectadores a regresar a sus series favoritas después del receso olímpico, plantea un riesgo considerable.
La interrupción de dos semanas, seguida de un día festivo y más adelante la Vuelta Ciclista a España, podría diluir la lealtad de los espectadores habituales. Las promociones, aunque creativas, tal vez no sean suficientes para mantener el interés del público en un paréntesis tan prolongado.
Ante la pausa temporal de ‘La Promesa’ y ‘La Moderna’ en La 1, Antena 3 se posiciona estratégicamente para captar a esos espectadores desplazados. Su serie ‘Sueños de libertad’, que compite en la misma franja horaria, podría ver un aumento significativo en su audiencia.
Además, los actores de ambas series se encuentran de vacaciones, una situación que, aunque común durante el verano, refuerza la sensación de desconexión entre el programa y su audiencia. Este distanciamiento puede ser peligroso en un entorno televisivo tan competitivo, donde las alternativas de entretenimiento son abundantes y fácilmente accesibles.
La cadena tendrá que evaluar cuidadosamente sus próximos movimientos y, posiblemente, idear estrategias innovadoras para reenganchar a su audiencia tras el término de los Juegos, especialmente con la amenaza adicional de las interrupciones por la Vuelta Ciclista.
El tiempo dirá si RTVE logra equilibrar este acto de malabarismo entre aprovechar un evento global y mantener el interés continuo en sus producciones propias. La cadena, sin duda, seguirá de cerca la evolución de su audiencia en las próximas semanas, esperando que las tácticas empleadas resulten ser las correctas en un panorama mediático que no perdona fácilmente los errores.